Thursday, November 11, 2010

Sin Titulo

La lujuria despertó al roce de tus labios,
De tus ojos emanaron el pecado y el placer,
Y fundidos, uno en otro, descubrimos los milagros
Que produce el dulce encuentro del hacer.

Al contacto, nuestras manos descubrieron los secretos,
Que encerrados en los cuerpos se fueron escribiendo,
Y el poema del placer, narro el momento aquel
Que juntos poco a poco fuimos produciendo.

En la obscuridad, nació el sonido del placer,
Y rompió el silencio aquel gemir constante,
Acompasados nuestros cuerpos vieron el nacer,
De aquel momento que anuncio el final brillante.

El intenso aroma que acompaña aquel final
La mezcla de sudor, perfume, y esencia de pecar,
¡Un lago eterno hecho de lujuria y alquitrán!
Y al final, encadenado siempre a despertar.